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Washington.– El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, felicitó este jueves al cardenal Robert Francis Prevost por su elección como el nuevo Papa de la Iglesia Católica, hecho que calificó como una “emoción” y un “gran honor” para el país, al tratarse del primer estadounidense en asumir el cargo. En un mensaje difundido a través de su red Truth Social, Trump expresó su deseo de reunirse próximamente con el pontífice, quien ha adoptado el nombre de León XIV.
La elección de Prevost, de 69 años, como el 276.º Papa marca un hecho histórico para la Iglesia Católica, ya que no solo es el primer pontífice nacido en Estados Unidos, sino también el primero de la orden agustina y con doble nacionalidad estadounidense y peruana. De ascendencia española, el nuevo Papa ha desarrollado gran parte de su vida entre América Latina y Europa, aportando una perspectiva pastoral y global que ha sido ampliamente valorada.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, también saludó la elección de León XIV, destacando que Estados Unidos espera profundizar su duradera relación con la Santa Sede. En un comunicado oficial, Rubio calificó el momento como uno de “profunda importancia” para la Iglesia, especialmente en medio del Año Jubilar de 2025, y subrayó la “responsabilidad sagrada” que representa el liderazgo espiritual de más de mil millones de fieles en todo el mundo.
Robert Prevost comenzó su vida misionera como agustino en Perú, donde más tarde se desempeñó como obispo de Chiclayo. Obtuvo la nacionalidad peruana en 2015 y posteriormente fue llamado a Roma, donde lideró el Dicasterio para los Obispos, uno de los organismos más influyentes del Vaticano. Su perfil conciliador y moderado, unido a su experiencia multicultural, lo consolidaron como una figura clave para asumir el pontificado en un contexto eclesial marcado por tensiones internas.
Tras la muerte del papa Francisco, León XIV ha manifestado que aún queda “mucho por hacer” en la misión transformadora de la Iglesia. En una reciente entrevista con Vatican News, aseguró que la Iglesia debe seguir avanzando, adaptándose a los desafíos del mundo actual sin perder su mensaje esencial: anunciar a Jesucristo.
