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Baja participación y protestas por la legitimidad del proceso marcaron la jornada electoral, mientras el oficialismo consolida su poder político
Caracas, Venezuela. — Las elecciones regionales y parlamentarias celebradas este domingo en Venezuela se vieron fuertemente marcadas por una baja participación ciudadana, producto del llamado a la abstención realizado por la mayoría opositora en rechazo a la reelección de Nicolás Maduro. Pese a ello, el chavismo se encamina a consolidar su control político con un triunfo ampliamente proyectado.
Según la encuestadora Delphos, apenas un 16% de los más de 21 millones de electores habría acudido a las urnas para escoger a los 285 diputados de la Asamblea Nacional y a los gobernadores de las 24 entidades federales, incluido por primera vez el nuevo estado creado en torno al Esequibo, zona en disputa con Guyana.
El oficialismo liderado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se muestra confiado en una victoria arrolladora, al tiempo que sectores de la oposición denunciaron el proceso como una maniobra del gobierno para legitimar su dominio institucional.
Protesta silenciosa en las urnas
La jornada transcurrió sin mayores incidentes, pero con centros de votación prácticamente vacíos en Caracas, Maracaibo, Barinas y San Cristóbal, según constató la agencia AFP. La desmovilización reflejó el peso del llamado de la líder opositora María Corina Machado, quien reiteró su rechazo frontal al proceso electoral: “Cuando es SÍ, es SÍ. Cuando es NO, es NO”, escribió en la red social X (antes Twitter), ratificando la negativa a participar en unas elecciones que considera fraudulentas.
Entre los ciudadanos, el desencanto fue palpable. “No voy a votar porque debemos salir ya de este régimen”, declaró Mirian Cristina Pérez, jubilada de 73 años en Táchira. En contraste, Yasmín Urbina, funcionaria pública, señaló que su proceso de votación fue rápido, aunque reconoció la escasa presencia de votantes.
Detenciones y represión en la antesala
En los días previos, al menos 70 dirigentes opositores fueron arrestados, acusados por el gobierno de formar parte de una supuesta “red terrorista roja” destinada a sabotear las elecciones. Entre ellos se encuentra Juan Pablo Guanipa, aliado de María Corina Machado, lo que ha agudizado las tensiones políticas y alimentado las denuncias internacionales sobre persecución política.
Además, el gobierno ordenó el cierre de pasos fronterizos y la suspensión de vuelos con Colombia, argumentando posibles intentos de infiltración de “mercenarios” para desestabilizar el proceso.
Disidencias dentro de la oposición
Un pequeño sector de la oposición decidió desmarcarse del boicot, encabezado por el excandidato presidencial Henrique Capriles, quien postuló a un escaño parlamentario. “¿Qué es mejor, tener voz y luchar dentro del Parlamento o dejarle todo el poder al gobierno?”, expresó Capriles tras ejercer su derecho al voto.
Cabe recordar que en la actual Asamblea Nacional, el chavismo controla 253 de los 277 escaños, tras un boicot similar por parte de la oposición en las elecciones de 2020. También ostenta el poder en 19 de las 23 gobernaciones.
Elecciones en el Esequibo: tensión internacional
Por primera vez se realizaron elecciones en un estado simbólico correspondiente al territorio del Esequibo, bajo administración de Guyana pero reclamado por Venezuela. El oficialismo postuló a Neil Villamizar como gobernador, en una votación simbólica en el estado Bolívar. “Vamos a tener estructura, vamos a tener gobierno, y eso traerá bienestar”, aseguró Villamizar.
La decisión fue condenada por el gobierno de Guyana, que la calificó como una “amenaza directa”, mientras la Corte Internacional de Justicia (CIJ) había pedido a Venezuela que se abstuviera de celebrar elecciones sobre el área en disputa.
Con estos comicios, el gobierno de Nicolás Maduro afianza aún más su control político, en un contexto de polarización interna, desmovilización opositora y creciente presión internacional. Las elecciones presidenciales de julio, fuertemente cuestionadas por fraude, y la violencia posterior —que dejó 28 muertos y más de 2.400 detenidos—, siguen pesando sobre la estabilidad democrática del país.
Se espera que los resultados oficiales sean anunciados en las próximas horas, mientras la comunidad internacional observa con atención el desenlace de una jornada que, para muchos, refuerza el autoritarismo en Venezuela.