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La reciente decisión de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) de aumentar las tarifas de internet y restringir el uso de gigabytes en moneda nacional ha generado una ola de preocupación en la población cubana, afectando directamente su ya limitada capacidad económica. Desde el pasado viernes, las recargas del saldo principal del servicio móvil prepago están limitadas a 360 pesos cubanos (CUP) por un período de 30 días. Al agotar ese monto, los usuarios deben pagar 3.360 CUP para adquirir solo tres gigabytes adicionales, una cifra que supera con creces el salario mínimo y las pensiones promedio del país.
Estas medidas surgen en un contexto de profunda crisis económica, marcada por la disminución de ingresos en sectores como el turismo y las remesas. Para muchas familias, el apoyo económico de la diáspora se vuelve aún más esencial, ya que deben asumir el alto costo de mantener a sus seres queridos conectados en la isla.
El impacto no es solamente económico. El acceso restringido a internet limita también la libertad de información y expresión. La conectividad se ha convertido en un recurso estratégico para el régimen cubano, que mediante ETECSA ejerce un control sobre el flujo de información. Apagones del servicio que no responden a fallas técnicas, sumados a una creciente censura, dificultan el acceso a contenidos independientes o críticos.
Expertos señalan que estas políticas refuerzan la visión de sectores vinculados al poder, como el conglomerado GAESA, que ven en la tecnología un riesgo político más que una oportunidad para el desarrollo. Esto contrasta con el potencial transformador que una infraestructura de telecomunicaciones moderna podría significar para Cuba. Un internet accesible permitiría a los ciudadanos integrarse a la economía digital global, impulsar la educación a distancia, abrir oportunidades laborales remotas y fortalecer vínculos con la diáspora.
Históricamente, Cuba experimentó momentos de apertura hacia la modernización tecnológica en los siglos XVIII y XIX, apostando por la innovación como medio de desarrollo económico. Sin embargo, la política actual parece orientada al mantenimiento del control en lugar del progreso.
La falta de acceso amplio y asequible a internet frena las posibilidades de modernización de la sociedad cubana y limita el desarrollo de su capital humano. A largo plazo, esta situación compromete no solo el bienestar individual de los ciudadanos, sino también las oportunidades del país de insertarse en un mundo cada vez más digitalizado.