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Washington D.C. – El expresidente de Estados Unidos y actual mandatario electo, Donald Trump, no ha tomado una decisión definitiva sobre la participación del país en el esfuerzo militar que encabeza Israel para desmantelar el programa nuclear de Irán. Sin embargo, ha autorizado al general Michael Kurilla, jefe del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM), a coordinar un eventual plan de acción con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Kurilla, condecorado con la Estrella de Bronce y con experiencia en Siria, Irak y Afganistán, mantiene contacto directo con el alto mando israelí para delinear una posible operación conjunta. Este despliegue estratégico se enfoca en los sitios clave del enriquecimiento de uranio iraní, como Natanz y Fordow, donde se localiza una instalación subterránea a 60 metros de profundidad, que solo podría ser destruida con bombas antibunker de gran tonelaje y aviones B2, activos bélicos exclusivos del Pentágono.
Trump, cuestionado por la prensa en la Casa Blanca, se limitó a decir: “Puedo hacerlo, puedo no hacerlo. Nadie sabe lo que voy a hacer”, dejando en suspenso su decisión final.
Este posible accionar militar tiene como antecedente un intento previo durante la administración Biden, que optó por no acompañar un ataque preventivo solicitado por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu tras los atentados de Hamas en 2023, supuestamente financiados por Teherán.
Actualmente, las fuerzas estadounidenses han reforzado su presencia en Medio Oriente. El portaaviones USS Nimitz fue redirigido al Golfo Pérsico y aviones de reabastecimiento han sido desplegados en Europa. Además, dos destructores en el Mediterráneo se han posicionado cerca de Israel con la misión de proteger instalaciones norteamericanas en Arabia Saudita, Irak y Omán. También se ha ordenado el cierre temporal de la embajada estadounidense en Jerusalén.
A nivel interno, Trump enfrenta presiones de figuras influyentes del Partido Republicano. Voces como la de Tucker Carlson y líderes del movimiento MAGA han manifestado su rechazo a una intervención militar, recordando que el propio Trump prometió no involucrar a Estados Unidos en nuevos conflictos internacionales. JD Vance, aliado político, intentó calmar las aguas señalando que cualquier acción será responsabilidad exclusiva del presidente, reafirmando que aún se encuentra en fase de análisis.
Mientras tanto, en Jerusalén, el gobierno de Netanyahu se mantiene en espera de una confirmación directa que respalde su ofensiva militar, clave para neutralizar lo que considera una amenaza existencial: el desarrollo de armas nucleares por parte del régimen iraní.