D.B. Cooper: 53 años después, el secuestro aéreo sin resolver que aún intriga a Estados Unidos

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Washington – El 24 de noviembre de 1971, un hombre bajo el alias de Dan Cooper abordó un vuelo comercial en Portland, Oregón, y llevó a cabo el único secuestro aéreo no resuelto en la historia de Estados Unidos. Vestido con traje oscuro y gafas de sol, logró desviar el vuelo 305 de Northwest Orient con dirección a Seattle, obteniendo un rescate de 200.000 dólares antes de lanzarse en paracaídas desde un Boeing 727 en pleno vuelo. Más de cinco décadas después, su identidad y destino siguen siendo un misterio.

Durante el vuelo, Cooper entregó una nota a la azafata Florence Schaffner afirmando tener una bomba. Luego exigió dinero en efectivo y cuatro paracaídas. La tripulación y las autoridades cumplieron sus condiciones y los pasajeros desembarcaron sin saber que habían sido parte de un secuestro. Cooper ordenó volar hacia México a baja altitud y velocidad, y en algún punto sobre el estado de Washington, activó la escalera trasera del avión y saltó en plena noche, con el dinero en su poder.

El FBI inició una investigación sin precedentes que duró décadas. En 1980, se encontraron 5.800 dólares en mal estado cerca del río Columbia, confirmados como parte del rescate. Sin embargo, este hallazgo no condujo a nuevas pistas, y desde entonces el caso permanece sin resolver.

Las teorías sobre su destino están divididas. Algunos expertos del FBI sostienen que Cooper no sobrevivió al salto debido a las condiciones meteorológicas extremas y su indumentaria inapropiada. En contraste, investigadores independientes argumentan que podría haber aterrizado en zonas agrícolas cerca de Battle Ground, en un terreno más favorable para la supervivencia.

La figura de D.B. Cooper ha trascendido lo policial para convertirse en un fenómeno cultural. Documentales, libros, cómics e incluso convenciones reúnen a entusiastas que debaten teorías sobre su identidad. Investigadores como Pat Boland y el podcaster Darren Schaefer han dedicado años al caso, presionando por nuevas pruebas como análisis de ADN en los restos del equipo utilizado durante el secuestro.

El nombre Dan Cooper coincide con un personaje de cómic franco-belga, un piloto de pruebas canadiense cuyas aventuras se asemejan al modus operandi del secuestrador. Esta coincidencia ha alimentado especulaciones sobre la inspiración detrás del alias utilizado.

Hoy, el caso de D.B. Cooper sigue abierto pero inactivo. A más de medio siglo del suceso, el misterio sobre quién fue, si sobrevivió y qué ocurrió con el resto del dinero, continúa alimentando la curiosidad de generaciones enteras.

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