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El destacado realizador nacido en Altamira, Puerto Plata, deja un legado imborrable en la historia del cine caribeño
Santo Domingo, RD. – La cultura dominicana está de luto. Este lunes se confirmó el fallecimiento del cineasta Agliberto Meléndez, uno de los pioneros del cine dominicano y director de la emblemática película Un pasaje de ida (1988), considerada una obra maestra del séptimo arte nacional. Su partida deja un vacío profundo en el ámbito cultural, artístico y educativo del país.
Un visionario del cine dominicano
Agliberto Meléndez nació en el municipio de Altamira, provincia Puerto Plata, y fue hijo de padre puertorriqueño, quien llegó al país a finales del siglo XIX para trabajar en las oficinas del ferrocarril. Desde joven mostró un fuerte interés por la narrativa visual, la historia y la crítica social, lo que más adelante se vería reflejado en su obra cinematográfica.
Meléndez se convirtió en un referente dentro del cine político, social y autoral en República Dominicana, con una trayectoria marcada por la honestidad, el compromiso estético y la defensa del cine como herramienta de transformación.
Un pasaje de ida: una obra que rompió esquemas
Su película más célebre, Un pasaje de ida, fue estrenada en 1988 y abordó con crudeza la tragedia del tráfico ilegal de personas. Basada en hechos reales, retrató el drama de dominicanos que buscaban emigrar clandestinamente hacia Puerto Rico a bordo de una embarcación, con un final trágico.
La cinta no solo fue galardonada en múltiples festivales internacionales, sino que también marcó un hito al ser la primera película dominicana seleccionada por la Academia de Hollywood como candidata al Óscar en la categoría de Mejor Película Extranjera.
A través de esta obra, Meléndez puso en el mapa internacional la problemática migratoria y la desigualdad social en el Caribe, temas que siguen siendo vigentes hoy en día.
Educador, gestor cultural y defensor del cine nacional
Además de su trabajo como director, Agliberto Meléndez fue fundador de la Cinemateca Dominicana, donde promovió la educación cinematográfica y la proyección de cine clásico e independiente en el país. Fue un defensor apasionado de la Ley de Cine dominicana, luchando por la creación de un entorno propicio para los nuevos cineastas.
También impartió docencia en distintas instituciones, compartiendo su visión crítica del cine con nuevas generaciones de realizadores y guionistas dominicanos.
Reconocimientos y legad
A lo largo de su carrera, Meléndez recibió múltiples reconocimientos nacionales e internacionales por su aporte a la cultura dominicana. Su visión independiente y su compromiso social convirtieron su filmografía en un legado cultural y político.
Sus aportes fueron reconocidos en festivales como La Habana, Guadalajara y Cartagena, y en múltiples espacios culturales de América Latina y Europa.
Un adiós que duele, pero inspira
Hoy, el nombre de Agliberto Meléndez se escribe con letras doradas en la historia del cine caribeño. Su trabajo sigue inspirando a jóvenes creadores y recordando que, incluso desde una isla pequeña, se puede hablar con potencia y profundidad al mundo.