Getting your Trinity Audio player ready...
|
El ícono de la lucha libre falleció a los 71 años, y su pequeño perro no se apartó de su ataúd ni un segundo
Estados Unidos — 28 de julio de 2025. En una sala impregnada de silencio, oraciones y luces de velas, se vivió una escena que rompió cualquier dureza del alma: un pequeño chihuahua de pelaje canela, llamado Duke, se mantuvo firme junto al ataúd de su dueño, el legendario Hulk Hogan, como símbolo de una lealtad inquebrantable que conmovió a millones.
Terry Gene Bollea, conocido mundialmente como Hulk Hogan, falleció a los 71 años tras sufrir un paro cardíaco. Considerado una de las figuras más emblemáticas en la historia de la lucha libre profesional, Hogan fue mucho más que un ídolo del ring. Era padre, amigo, esposo… y, sobre todo, el inseparable compañero de un pequeño perro que lo amó sin condiciones.
Duke: el perro que no se movió del ataúd de su amo
El momento más sobrecogedor del velatorio ocurrió cuando la familia permitió que Duke se acercara al féretro. El can apoyó sus patas delanteras sobre el borde del ataúd y ladeó la cabeza, como esperando una última caricia de quien fue su mundo.
No lloró. No ladró. Solo miró… con esa mirada que solo los que aman de verdad saben sostener. La imagen fue capturada por fotógrafos presentes y rápidamente se volvió viral en redes sociales, tocando el corazón de miles.
Más que una mascota: el vínculo indestructible entre Hogan y Duke
Quienes convivieron con Hogan aseguran que Duke era su compañero más fiel en los últimos años. Dormía al pie de su cama, lo acompañaba en sus entrenamientos ligeros y estaba presente en cada evento familiar. En sus últimos días, Duke no se despegó de él ni un instante.
Testigos aseguran que Hogan, en su estado de salud delicado, hallaba consuelo en el calor silencioso de su pequeño amigo. Más que una mascota, fue su refugio y su paz.
La imagen que conmovió al planeta
La fotografía de Duke al lado del ataúd, en una pose solemne y cargada de ternura, ya ha sido compartida más de 10 millones de veces en redes sociales. La escena ha sido catalogada como uno de los momentos más conmovedores del año, convirtiéndose en un símbolo viral de amor incondicional.
El legado de Hulk Hogan vive… y también su humanidad
Aunque el rugido del campeón se haya apagado para siempre, el recuerdo de su figura trasciende el deporte. Pero más allá de los títulos, combates y ovaciones, hoy el mundo recuerda a Hogan el humano, el que amó y fue amado, incluso por un pequeño ser que nunca pidió nada a cambio.
Duke no entiende de fama, ni de historia, ni de récords. Pero entiende del amor. Y allí, frente al ataúd de su amo, lo dejó claro.