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La tensión diplomática entre Estados Unidos, Colombia y Venezuela alcanzó su punto más alto este jueves, luego de que el presidente estadounidense Donald Trump acusara a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, de ser un “líder del narcotráfico que fomenta la producción masiva de drogas” y anunciara el fin de la ayuda financiera y técnica que Washington destina a Bogotá desde hace más de dos décadas.
Trump declaró además la imposición de un arancel del 10 % a las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos, lo que generó un terremoto político y económico en la región.
Colombia responde con fuerza: suspende el Tratado de Libre Comercio con EE.UU.
En respuesta inmediata, el presidente Petro llamó a consultas a su embajador en Washington y suspendió el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países, alegando una “ofensiva política y económica de Estados Unidos en la región”.
El mandatario colombiano acusó a Trump de “instrumentalizar la guerra contra las drogas como herramienta de presión política” y denunció que detrás de esta decisión existe un intento por aislar a los gobiernos progresistas de América Latina.
“Colombia no aceptará amenazas ni chantajes. Defenderemos nuestra soberanía frente a cualquier poder extranjero”, afirmó Petro en un mensaje televisado.
Maduro respalda a Petro y refuerza el eje Caracas-Bogotá
El presidente venezolano Nicolás Maduro reaccionó con contundencia, expresando su total respaldo a Gustavo Petro y denunciando una “agresión imperialista coordinada desde Washington”.
En un discurso televisado, Maduro advirtió:
“Si tocan a Venezuela, tocan a Colombia. Somos una sola patria. Defenderemos juntos la dignidad de nuestros pueblos.”
Con estas palabras, el líder chavista selló simbólicamente el nuevo eje político Caracas–Bogotá, lo que representa un giro histórico en la relación entre ambos países y reaviva la división entre el bloque bolivariano y la influencia estadounidense en América Latina.
Viejos rivales, nuevas alianzas y un Caribe militarizado
Fuentes regionales informan que la militarización del Caribe se ha intensificado en las últimas horas, con ejercicios tácticos estadounidenses cerca de aguas venezolanas y un aumento de la vigilancia marítima.
Expertos advierten que esta escalada pone en riesgo las redes financieras y logísticas vinculadas al narcotráfico en la región, pero también podría derivar en una crisis política más amplia si se rompe el diálogo diplomático.
En Colombia, los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana criticaron duramente a Petro, acusándolo de “convertir a Colombia en un satélite de la narcopolítica venezolana” y de alinearse con Nicolás Maduro en detrimento de la cooperación histórica con Estados Unidos.
Un nuevo eje de conflicto hemisférico
Analistas internacionales coinciden en que este choque entre Trump y Petro marca el inicio de una nueva etapa de confrontación ideológica en el continente.
Mientras Washington endurece su postura, Venezuela y Colombia consolidan un frente común que busca contrarrestar la influencia norteamericana y fortalecer los vínculos con otros gobiernos del bloque bolivariano.
Con María Corina Machado fuera del juego político venezolano y un panorama de polarización creciente, la región entra en un periodo de incertidumbre diplomática, donde la retórica nacionalista y las maniobras militares vuelven a dominar la agenda hemisférica.
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