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Santo Domingo.– En la búsqueda estratégica de recursos económicos y tecnológicos, Estados Unidos mantiene desde hace varios meses exploraciones de tierras raras en la provincia de Pedernales, en coordinación y apoyo a la República Dominicana. La gran pregunta que hoy sacude al país es clara: ¿hasta dónde ha avanzado realmente esa exploración y qué está en juego?
El interés estadounidense por estos minerales críticos, esenciales para la fabricación de baterías, vehículos eléctricos, sistemas militares, energías limpias y nuevas tecnologías, coloca al presidente Luis Abinader ante el mayor reto de su gestión. No se trata solo de economía o geopolítica, sino de una decisión histórica que podría definir su legado.
El epicentro de la controversia es el Parque Nacional Sierra de Baoruco, su entorno inmediato y el ambicioso proyecto de desarrollo turístico sostenible de Cabo Rojo, presentado por el propio Abinader como la obra insignia de su Gobierno. Una minería de alto impacto medioambiental en la zona pondría en riesgo ecosistemas únicos, reservas de agua, biodiversidad protegida y la narrativa de sostenibilidad que ha acompañado el plan turístico del sur profundo.
Mientras Washington acelera su carrera global por asegurar el suministro de tierras raras —en medio de la competencia con China—, República Dominicana queda en el centro de una pulseada estratégica: desarrollo económico versus preservación ambiental; inversión extranjera versus soberanía sobre los recursos naturales.
El país espera respuestas claras: qué se está explorando, con qué alcance, bajo qué condiciones y con qué garantías ambientales. La decisión que se tome en Pedernales no será técnica ni silenciosa: será política, social y profundamente histórica. Portada Nacional seguirá llevando esta información de primera mano a sus lectores.