Economía

Seguros Reservas: el agujero que nadie quiere explicar

Seguros Reservas: el agujero que nadie quiere explicar
  • Publisheddiciembre 29, 2025
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Por Juan Ariel Jiménez

Cuando una empresa pública pasa de ganar dinero a perderlo de forma sostenida, no estamos ante un error administrativo: estamos ante una señal de alarma. Y cuando esas pérdidas se repiten tres años consecutivos, por primera vez desde 2005, la pregunta ya no es técnica, es política y ética.

Los números de Seguros Reservas no solo no cuadran: gritan.

De empresa rentable a máquina de pérdidas

En 2019, Seguros Reservas reportó ganancias operativas por RD$50.3 millones.
Entre 2022 y 2024, el panorama se invirtió de manera brutal: pérdidas anuales que oscilan entre RD$200 y RD$800 millones.

Nunca —nunca— desde 2005 la aseguradora estatal había encadenado tres años seguidos de pérdidas operativas. Esto no es una fluctuación del mercado: es una ruptura estructural.

Rentabilidad desplomada: 12 años borrados de un plumazo

En 2019, Seguros Reservas ganaba 20.4 centavos por cada peso recibido.
Hoy, esa cifra cayó a 6.2 centavos.

👉 Una caída cercana al 70%.
👉 El nivel más bajo desde 2012.
👉 Doce años de retroceso financiero.

Y peor aún: desde 2005, la empresa jamás había mostrado un promedio trianual tan pobre. Si esto no se llama deterioro grave, ¿cómo se llama?

El dato incómodo que nadie responde

Aquí está el corazón del problema.

Según las memorias oficiales, el Banco de Reservas pagó a Seguros Reservas:

  • RD$303 millones en primas en 2020
  • RD$3,123 millones en 2021

📌 Más de diez veces más en solo un año.

¿La razón? Nadie la explica.
No hubo huracanes devastadores.
No hubo terremotos.
No hubo incendios masivos.
No hubo una siniestralidad extraordinaria que justifique ese salto.

Entonces, ¿qué pasó?

Cuando una empresa del mismo grupo financiero multiplica por diez los pagos internos sin una causa pública y verificable, el problema deja de ser contable y se convierte en un caso de interés nacional.

No confundan el foco

Que quede claro:
🔹 El Banco de Reservas está sólido.
🔹 Sus estados financieros lo confirman.
🔹 Su crecimiento no está en discusión.

El problema tiene nombre propio: Seguros Reservas.

Intentar mezclar ambas cosas es una maniobra distractora para evitar responder lo esencial.

Silencio administrativo, sospecha pública

En la administración pública, el silencio no protege: incrimina.
Y cuando los números se deterioran, la rentabilidad se desploma y las operaciones internas se disparan sin explicación, la opacidad deja de ser casual.

La pregunta sigue en el aire, intacta y cada vez más incómoda:

👉 ¿Dónde está el hoyo de Seguros Reservas?
👉 ¿Quién lo abrió?
👉 Y por qué nadie quiere cerrarlo con explicaciones claras?

Porque cuando se trata de recursos públicos, no basta con decir que todo está bien.
Los números no mienten.
Y aquí, los números acusan.

Tomado del Listin Diario

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