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Nueva York.– Leonard A. Lauder, presidente emérito de The Estée Lauder Companies e hijo mayor de los fundadores Estée y Joseph H. Lauder, falleció este sábado a los 92 años, acompañado por su familia. Con su muerte se cierra un capítulo trascendental en la historia de la industria cosmética y de la filantropía global, ámbitos en los que dejó una huella profunda a lo largo de más de seis décadas.
Nacido en Nueva York en 1933, Lauder se formó en instituciones académicas de alto nivel, entre ellas la Bronx High School of Science, la Wharton School de la Universidad de Pensilvania y la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia. Además, sirvió como teniente en la Marina de los Estados Unidos, una experiencia que influyó en su estilo de liderazgo enfocado en la disciplina, el compromiso cívico y la claridad estratégica.
Se unió formalmente a la empresa familiar en 1958, cuando Estée Lauder era una compañía emergente con una sola marca. Durante su carrera, ocupó cargos clave como presidente (1972-1995), director ejecutivo (1982-1999) y presidente del consejo de administración hasta 2009. Bajo su liderazgo, la firma se transformó en un conglomerado global que incluye marcas reconocidas como Clinique, La Mer, Bobbi Brown, M∙A∙C, Jo Malone London y Aveda.
Leonard Lauder fue pionero en la profesionalización de la gestión empresarial dentro del sector cosmético. Introdujo laboratorios de investigación y desarrollo, consolidó estructuras organizativas formales e impulsó una agresiva estrategia de expansión internacional que posicionó a la empresa en mercados emergentes y consolidados.
Su hijo, William P. Lauder, actual presidente del consejo de administración, lo describió como un hombre de generosidad excepcional, cuyo legado se extiende más allá del éxito empresarial hacia su impacto en la educación, el arte y la salud pública.
Además de su rol empresarial, Lauder fue un referente mundial en la filantropía. Apoyó iniciativas de investigación médica contra el cáncer de mama y el Alzheimer, siendo presidente honorario de la Breast Cancer Research Foundation y cofundador de la Alzheimer’s Drug Discovery Foundation. También realizó importantes contribuciones al arte: en 2013 donó al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York su colección de 78 obras cubistas, incluyendo piezas de Picasso, Braque, Gris y Léger, y promovió la creación del Leonard A. Lauder Research Center for Modern Art.
Durante la pandemia de COVID-19, creó el fondo ELC Cares para apoyar a empleados de la compañía y donó 125 millones de dólares a la Universidad de Pensilvania para formar enfermeros especializados en atención primaria. Fue además miembro fundador del Instituto Joseph H. Lauder de Gestión y Estudios Internacionales de la misma universidad, de la cual fue fideicomisario emérito.
En el ámbito público, formó parte del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos y del Comité Asesor para Negociaciones Comerciales durante la presidencia de Ronald Reagan. A lo largo de su vida fue distinguido con numerosos reconocimientos, entre ellos la Légion d’Honneur, el Lone Sailor Award y el Premio Carnegie de Filantropía.
En 2020 publicó sus memorias, The Company I Keep: My Life in Beauty, donde compartió sus principios empresariales y su visión de liderazgo. Para muchos, fue un mentor generoso y una figura clave en la formación de una cultura organizacional centrada en la gratitud y la inclusión.
Viudo de Evelyn Lauder desde 2011, Leonard contrajo matrimonio en 2015 con Judy Glickman Lauder, fotógrafa y filántropa. Le sobreviven sus hijos William y Gary, cinco nietos, dos bisnietos, su hermano Ronald S. Lauder y una extensa familia.
El funeral se realizará en privado. La familia ha solicitado que, en lugar de flores, se realicen donaciones a la Breast Cancer Research Foundation o a la Alzheimer’s Drug Discovery Foundation. Su muerte marca el final de una era, pero su legado continúa vivo en millones de vidas tocadas por su visión, generosidad y liderazgo.