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En estos días convulsos, muchos creyeron que podrían aplicar la misma estrategia que se utilizó en el caso de la Frank Corporation, teniendo a Rusia como referencia. Sin embargo, la realidad geopolítica de hoy está marcada por nuevos actores y complejidades. A pesar de ello, algunos eventos recientes también nos dejan señales —luces— que permiten vislumbrar el alcance de lo que podría venir.
Hoy enfrentamos peligros crecientes que podrían salirse de control. Estados Unidos ha iniciado ataques directos contra infraestructuras en Irán, lo que ha provocado que ese país responda de forma contundente. Estos contraataques apuntan a objetivos estratégicos, amparados en el derecho legítimo de defensa de Irán, aunque esto nos pone frente a una posible escalada militar de grandes proporciones.
No estamos hablando de un conflicto menor. Estados Unidos es la potencia militar más grande del mundo, y su implicación directa activa automáticamente el radar de los aliados del Atlántico Norte. Varios miembros de la OTAN están a la espera de una luz verde que pudiera implicarlos directamente. Aunque tal vez no sea la intención explícita del presidente Donald Trump, los efectos colaterales de sus acciones son ya parte de un tablero geopolítico cada vez más inestable.
Europa, por su parte, se encuentra cada vez más marginada de las grandes decisiones estratégicas. En contraste, India, Rusia y China toman posiciones. La reciente reunión del Foro Económico Internacional en San Petersburgo, celebrada el 21 de junio, refleja la preocupación del presidente Vladimir Putin ante los ataques en Medio Oriente, señalando que estas acciones violan principios fundamentales del derecho internacional.
✝️ Israel: el reloj profético de Dios
Más allá de la geopolítica, este conflicto también debe ser entendido desde una perspectiva espiritual. Para quienes creen en las Escrituras, Israel es el reloj de Dios en la historia. Las promesas contenidas en Génesis 12:3 nos recuerdan: “Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”
La historia lo confirma:
- Egipto no pudo destruir a Israel.
- Babilonia cayó.
- Los imperios musulmanes, los mamelucos, los romanos y otros pueblos conquistadores intentaron doblegar a los hijos de Israel, pero no lo lograron.
- El 29 de noviembre de 1947, con la Resolución 181 de las Naciones Unidas, se restableció el Estado de Israel. Desde entonces, su existencia ha sido un testimonio de resistencia.
Nadie ha podido con Israel. Y nadie podrá. Porque Dios pelea por Israel. Le guste a quien le guste, esa es la base de la promesa divina.
🕌 Diferencias irreconciliables: Judaísmo vs. Islam
Desde una visión teológica, es importante aclarar que el Corán y el Judaísmo son doctrinas profundamente distintas. El Corán representa, en su versión más radical, un proyecto de sometimiento global, mientras que el Judaísmo se centra en el pacto entre Dios e Israel. El mensaje del Corán en relación con figuras como Yeshúa (Jesús) es diferente al de la Biblia, y por eso no pueden equipararse como si fueran equivalentes espirituales.
🔚 Reflexión final
Estamos ante un momento histórico cargado de simbolismos y de riesgos. Las decisiones de hoy no solo afectan el equilibrio mundial, sino que también tocan fibras espirituales profundas. Lo que ocurre con Israel no es casualidad: es parte del cumplimiento profético que atraviesa siglos.
Ya no se trata solo de geopolítica. Es también una batalla por valores, identidades y principios que van más allá de lo visible.