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POR CÉSAR DALMASÍ
El Autor es periodista
Definitivamente que es un plan maldito, macabro y traicionero, ese mismo que hace décadas atrás ha sido urdido contra lo más digno con lo que contamos todos los dominicanos o mejor dicho, aquellos que por su historia y comportamiento se pueden llamar buenos y verdaderos dominicanos, sí, porque hay un sector de nuestra población que no merece llamarse dominicano.
Me refiero a quienes no importándoles más que su propio interés, son capaces de venderle su alma al mismo averno y lo pero es que de esos malvados dominicanos tenemos muchos junto a nosotros; ya veo que fue a partir de ahí que nuestro insigne Juan Pablo Duarte, conociendo muy bien a los traidores y malos dominicanos, nos dejó éste preclaro pensamiento, cito: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”.
Duarte siempre estuvo claro de que estaba manejándose con falsos, traidores e impostores, justamente lo mismo que está pasando hoy día, con muchos que están a nuestro alrededor, que tienen un discurso patriótico, pero su accionar es totalmente contrario a lo que profesan, así lo tenemos en los diversos sectores que conforman nuestra sociedad, grupos que no hay porque mencionarlos ya que son muy conocidos por todos.
Por eso pensamos que el gobierno tendrá que hilar muy fino, a los fines de que esos grupos nacionales y extranjeros no le vayan a confundir con su discurso bonito y supuestamente patriótico, porque detrás, lo único que buscan es defender sus intereses particulares, traicionando y aplastando el interés del país y nuestro suelo patrio.
Por tal razón “El gobierno debe mostrarse justo y enérgico… O por el contrario no tendremos patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional” y precisamente eso que dijo Duarte en aquel tiempo, hoy tiene más vigencia que nunca, pero no sólo el gobierno debe mostrar esa energía a la que se refiere nuestro patricio, sino que cada verdadero dominicano tiene que estar preparado, para enfrentar hasta aniquilar a los traidores y así preservar el legado más digno que nos dejaron nuestros emancipadores.
Así que por todo lo anterior, lo cierto es que sería una vil felonía que una vez más nos dispusiéramos a complacer a grupos empresariales que piden un proceso de regulación de extranjeros, con el flojo y baladí argumento de que esos extranjeros son necesarios para el cultivo del campo, para usarlos como obreros en la construcción, entre otras labores.
Sin embargo lo cierto es que esa es una posición que en nada beneficia al país, y no es cierto que los dominicanos no quieren ejercer esos trabajos, eso es falso de toda falsedad, lo que ocurre es que esos empresarios no pagan lo justo por esos servicios y aprovechan a servidores extranjeros con estatus migratorio irregular, que por su condición aceptan lo que sea como pago a su servicio; estoy seguro que nuestros campesinos y obreros harían dichos trabajos, siempre que se les pague justamente.
Pienso que esos grupos de empresarios lo que deberían de hacer es apoyar la posición del gobierno, que está interesado y dispuesto a mecanizar los trabajos agrícolas, pero a eso le huyen como el diablo a la cruz, saben por qué, por la sencilla razón de que tendrían que hacer inversiones en la compra de maquinarias especiales, pero como lo único que les interesa es seguir aprovechándose del Estado, prefieren que el país se continúe llenando de haitianos. Que bueno es así.
