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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre la propagación de una nueva subvariante del COVID-19 conocida como XFG, también llamada Stratus o “Frankenstein” por su origen recombinante. Esta cepa, surgida de la fusión genética de las variantes LF.7 y LP.8.1.2, ha mostrado una rápida expansión en regiones de Europa y América Latina, especialmente en Brasil, donde ya representa más del 60% de los casos analizados recientemente.
Aunque su transmisión es acelerada, la OMS la ha clasificado como “variante bajo vigilancia”, y asegura que no existen evidencias de que cause una enfermedad más grave ni que las vacunas actuales pierdan efectividad ante esta nueva forma del virus. Especialistas coinciden en que las personas vacunadas mantienen protección contra cuadros graves, hospitalizaciones y muerte.
En países como el Reino Unido, XFG ya es dominante, mientras que en Brasil su presencia se ha confirmado en varias regiones, entre ellas Río de Janeiro, São Paulo y Santa Catarina. En Argentina aún no hay casos confirmados, aunque se sospecha su posible llegada por la cercanía geográfica.
Uno de los síntomas más característicos de esta variante es la pérdida de la voz o disfonía, acompañada de los signos habituales del COVID-19 como fiebre, dolor de garganta, tos seca y malestar general. Si bien no se ha registrado un aumento significativo en la mortalidad, su capacidad de diseminación preocupa a las autoridades sanitarias.
Expertos como los doctores Ricardo Teijeiro y Hugo Pizzi resaltan la importancia de mantener la vigilancia epidemiológica, actualizar los esquemas de vacunación, y seguir promoviendo las medidas de prevención, especialmente entre mayores de 60 años y personas con enfermedades crónicas.
En Argentina, los casos de COVID-19 continúan en niveles bajos, con 245 positivos reportados en las últimas dos semanas, aunque el Ministerio de Salud recomienda no relajar las medidas ante la posibilidad de circulación de nuevas variantes como XFG.
El seguimiento genómico, el monitoreo de síntomas atípicos y la vacunación continua siguen siendo las herramientas clave para frenar la propagación de esta nueva cepa del virus que, aunque no más grave, sí es altamente contagiosa.