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Santo Domingo.– Hablar sobre un diagnóstico reciente de cáncer de cabeza y cuello con familiares y amigos puede resultar abrumador y emocionalmente desafiante. Aunque no existe una fórmula única para afrontar estas conversaciones, tomarse el tiempo para reflexionar sobre cómo abordarlas puede hacerlas más llevaderas y significativas.
El Dr. Eric Moore, presidente del Departamento de Otorrinolaringología – Cirugía de Cabeza y Cuello de Mayo Clinic, recuerda que es natural sentir ansiedad y miedo ante el diagnóstico, pero resalta que muchos de estos cánceres son tratables y curables. Recomienda informarse lo más posible y acudir acompañado a las consultas médicas, para tener apoyo emocional y un mejor entendimiento de la información brindada.
El cáncer de cabeza y cuello no se refiere a una sola enfermedad, sino a un conjunto de tipos de cáncer que pueden afectar áreas como la boca, la garganta, la lengua, la laringe, las amígdalas y la cavidad nasal. Uno de los más comunes es el carcinoma de células escamosas. Algunos, como el cáncer orofaríngeo, pueden estar relacionados con infecciones como el virus del papiloma humano (VPH).
Una parte importante del proceso es decidir con quién hablar, cuándo hacerlo y cómo. Algunos familiares o personas cercanas pueden brindar el soporte emocional necesario desde el inicio, mientras que otras pueden ser informadas más adelante, cuando la persona se sienta lista. También es importante considerar el método de comunicación más adecuado según cada relación: desde conversaciones cara a cara hasta mensajes, correos electrónicos o publicaciones en redes sociales.
El apoyo práctico también es esencial. Delegar tareas como transporte a consultas médicas o la preparación de comidas permite a los seres queridos involucrarse de manera concreta. Además, expresar claramente qué tipo de apoyo emocional se necesita —ya sea compañía, palabras de aliento o simplemente un espacio para desahogarse— puede ayudar a recibir el respaldo adecuado.
El Dr. Moore sugiere que, en caso de no contar con una red cercana de apoyo, se recurra al equipo médico desde el inicio. Ellos pueden orientar hacia recursos como grupos de apoyo, trabajadores sociales o coordinadores de cuidado.
Finalmente, prestar atención a signos como fatiga constante, insomnio, dificultad para concentrarse o sentirse abrumado puede indicar la necesidad de un acompañamiento más especializado.
Adaptarse al cáncer es un proceso individual, pero contar con información clara, apoyo emocional y recursos adecuados puede hacer una gran diferencia en el camino hacia el tratamiento y la recuperación.