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Mar-a-Lago, Florida.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que sostuvo una conversación reciente con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, un contacto que, según admitió, no produjo avances significativos para reducir las tensiones entre ambos países. Sin embargo, sus declaraciones encendieron las alarmas regionales al revelar la posible ejecución de una acción militar estadounidense en territorio venezolano, hecho que no ha sido confirmado oficialmente por Washington.
“Hablé con él muy recientemente, pero no salió mucho de eso”, declaró Trump ante la prensa, mientras ofrecía declaraciones junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en su residencia de Mar-a-Lago. El mandatario dejó claro que el diálogo no modificó la postura dura de su administración frente al régimen venezolano.
Presunta operación militar y mensaje de fuerza
En un tono desafiante, Trump afirmó que fuerzas estadounidenses habrían atacado hace una semana un muelle utilizado presuntamente para el tráfico de drogas, provocando una “gran explosión” tras destruir embarcaciones que operaban en la zona. Aunque evitó precisar la ubicación exacta, el presidente sugirió que el objetivo estaría vinculado a actividades ilícitas asociadas al narcotráfico.
“Atacamos todos los barcos y ahora atacamos la zona. Es la zona de implementación”, expresó Trump, sin ofrecer mayores detalles operativos ni respaldo documental, lo que ha generado incertidumbre y preocupación en círculos diplomáticos y de seguridad internacional.
Hasta el momento, ni la Casa Blanca ni el Departamento de Defensa de Estados Unidos han confirmado oficialmente la ejecución de dicho ataque, ni han aclarado si la acción se produjo dentro del territorio venezolano. De confirmarse, se trataría del primer ataque directo de EE. UU. contra infraestructura en Venezuela, marcando un punto de inflexión en la confrontación bilateral.
Escalada regional y silencio oficial
Las declaraciones del presidente estadounidense se producen en un contexto de creciente tensión geopolítica en el hemisferio occidental, donde Venezuela sigue siendo un foco de confrontación política, económica y militar. Washington ha acusado reiteradamente al gobierno de Maduro de vínculos con redes de narcotráfico, corrupción y crimen organizado, acusaciones que Caracas ha rechazado sistemáticamente, calificándolas de pretexto para justificar una política de hostigamiento y sanciones.
El silencio del gobierno venezolano frente a las afirmaciones de Trump refuerza la incertidumbre sobre la veracidad y el alcance de la supuesta operación, mientras analistas advierten que este tipo de declaraciones públicas pueden escalar el conflicto y alterar el delicado equilibrio regional.
Señal política más que diplomática
Más allá de los resultados del contacto telefónico, el mensaje de Trump parece dirigido tanto a Caracas como a la comunidad internacional: Estados Unidos no descarta el uso de la fuerza y mantiene su estrategia de presión máxima contra el régimen venezolano, incluso en escenarios donde la diplomacia ha demostrado ser infructuosa.
La combinación de diálogo fallido, retórica agresiva y alusiones a acciones militares refuerza la percepción de una política exterior estadounidense basada en la disuasión y el poder duro, con Venezuela nuevamente en el centro del tablero geopolítico.