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La madrugada del miércoles, India disparó misiles contra territorio pakistaní en una importante escalada de tensiones entre los dos países, que poseen armas nucleares. El ataque, que ha provocado la muerte de al menos tres personas, se produjo en medio de un contexto de creciente violencia en la región de Cachemira, donde ambos países mantienen un enfrentamiento territorial de larga data.
El gobierno indio justificó la ofensiva como un «ataque de precisión contra campamentos terroristas» en la Cachemira controlada por Pakistán, luego de culpar a Islamabad del ataque mortal ocurrido en el lado indio de la región, que dejó varias víctimas. Las Fuerzas Armadas de India afirmaron haber atacado infraestructuras terroristas en territorio pakistaní, sin afectar a instalaciones militares del país vecino.
Por su parte, el ejército pakistaní confirmó que tres lugares fueron atacados, incluyendo dos en Cachemira y uno en Bahawalpur, una ciudad de la provincia de Punjab, donde también se produjeron fuertes explosiones. El portavoz militar pakistaní, el teniente general Ahmed Sharif Chaudhry, calificó los ataques de «una atroz provocación» y prometió represalias en el momento que consideren oportuno.
La escalada bélica se enmarca en un contexto de creciente animosidad tras el ataque terrorista en Pahalgam, Cachemira, a finales de abril, que India atribuye al grupo terrorista Lashkar-e-Taiba, apoyado por Pakistán. Ambos países han intensificado sus intercambios de disparos a lo largo de la Línea de Control en Cachemira, y el gobierno indio ha anunciado planes para ejercicios de defensa civil ante la posibilidad de nuevas agresiones.
El primer ministro indio, Narendra Modi, ha reiterado su compromiso de identificar y castigar a los responsables de los ataques terroristas, mientras que Pakistán rechaza las acusaciones de respaldo a los insurgentes y afirma que el reciente conflicto no es más que una provocación por parte de la India.
