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La figura del histórico dirigente político es recordada hoy por su legado de lucha democrática, justicia social y defensa de los derechos humanos
SAN DOMINGO. – Este 10 de mayo se conmemoran 27 años del fallecimiento del doctor José Francisco Peña Gómez, una de las figuras más emblemáticas e influyentes de la historia política de la República Dominicana y del continente latinoamericano. Peña Gómez, considerado uno de los más grandes oradores de América Latina, murió en 1998 a los 61 años a causa de un edema pulmonar producto del cáncer, apenas seis días antes de las elecciones en las que aspiraba a convertirse en síndico del Distrito Nacional.
Su partida provocó una profunda conmoción nacional. Miles de personas de todos los rincones del país abarrotaron su velatorio y acompañaron su sepelio, considerado uno de los más concurridos y emotivos de la historia política dominicana. La magnitud del duelo evidenció la conexión directa de Peña Gómez con el pueblo y su papel como símbolo de las grandes luchas democráticas del siglo XX en el país.
Un legado de lucha, democracia y justicia social
José Francisco Peña Gómez es recordado por su incansable entrega a la causa democrática, la justicia social y la defensa de los más vulnerables. Su liderazgo se hizo evidente en momentos clave de la historia nacional, como su activa participación en la Revolución de Abril de 1965, en defensa del retorno a la constitucionalidad interrumpida tras el golpe de Estado a Juan Bosch en 1963.
Peña Gómez fue una figura central en el llamado a movilizaciones ciudadanas que desembocaron en la Guerra de Abril, lo que posteriormente motivó la segunda intervención militar estadounidense en el país. Aun en medio de esos conflictos, nunca renunció a sus ideales ni a su compromiso con la institucionalidad.
Entre sus contribuciones más trascendentales están la creación del Consejo Nacional de la Magistratura, la inclusión de la doble nacionalidad en la Constitución dominicana y su rol decisivo en la firma del Pacto por la Democracia en 1994, acuerdo que permitió una salida pacífica a una profunda crisis electoral.
Del campo a la capital: un líder forjado en la adversidad
Nacido en circunstancias humildes, Peña Gómez desafió las barreras sociales y raciales de su época. Se unió al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en 1961, tras la caída de la dictadura de Trujillo, y fue uno de los principales colaboradores del expresidente Juan Bosch. A la salida de Bosch del PRD, Peña asumió el liderazgo del partido, convirtiéndose en el rostro de la oposición democrática frente a los gobiernos de Joaquín Balaguer.
Bajo su dirección, el PRD logró su primera victoria presidencial en 1978 con Antonio Guzmán, un triunfo que marcó el inicio de la alternancia democrática en el país tras doce años de gobiernos autoritarios. En 1982, Peña Gómez fue electo alcalde del Distrito Nacional, cargo desde el cual demostró su capacidad de gestión y cercanía con las comunidades más necesitadas.
Una voz que aún resuena en la historia
Peña Gómez no logró llegar a la Presidencia de la República, a pesar de sus múltiples intentos y de su gran respaldo popular. Su diagnóstico de cáncer de páncreas truncó sus aspiraciones presidenciales, falleciendo pocos días antes de las elecciones de 1998. Sin embargo, su legado permanece vivo en la memoria colectiva del pueblo dominicano.
Su carisma, elocuencia y férrea defensa de los derechos de los excluidos hicieron de él una figura admirada, incluso por sus adversarios políticos. Su ejemplo continúa siendo inspiración para nuevas generaciones de líderes y ciudadanos comprometidos con un país más justo, democrático e incluyente.