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Durante la madrugada del domingo, Irán lanzó una intensa ofensiva aérea contra Israel compuesta por misiles y drones, provocando al menos 13 muertes y más de 380 heridos, según reportes de las autoridades israelíes. Las regiones más afectadas fueron el centro y norte del país, donde múltiples edificios residenciales resultaron gravemente dañados.
Como respuesta inmediata, Israel ejecutó una serie de ataques aéreos contra instalaciones estratégicas en territorio iraní. Entre los objetivos alcanzados, según el ejército israelí, se encuentran la sede del Ministerio de Defensa en Teherán, así como infraestructuras asociadas al programa nuclear iraní. También fueron destruidos un depósito de petróleo y un tanque de combustible en las afueras de la capital iraní.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró en un discurso televisado que la operación militar continuará “todo el tiempo que sea necesario” hasta eliminar lo que calificó como una amenaza inminente representada por las capacidades nucleares de Irán.
El ejército israelí informó que varias zonas del país fueron impactadas por los misiles iraníes, incluyendo un edificio residencial en la costa mediterránea. Equipos de bomberos y rescate acudieron al lugar tras confirmar un “impacto directo”, y hasta el momento se han reportado al menos siete personas heridas por este incidente específico.
El Comando del Frente Interior desplegó unidades de búsqueda y rescate en distintos puntos afectados para atender a las víctimas y evaluar los daños. Tras la oleada inicial de misiles, las autoridades israelíes permitieron que la población abandonara los refugios antiaéreos, aunque instaron a mantenerse atentos a nuevas alertas.
Este nuevo intercambio de fuego directo entre Irán e Israel representa una peligrosa intensificación del conflicto en Oriente Medio y ha generado preocupación en la comunidad internacional por el posible desencadenamiento de una confrontación regional más amplia.
