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Una manifestación divina en el firmamento reafirma la fe y esperanza del pueblo dominicano
Santo Domingo, R.D. — En un acto de profunda gratitud y reverencia al Creador, elevamos nuestras voces para dar gracias al Señor, Padre Santo y Eterno, por mostrarnos la majestuosa belleza de la naturaleza que nos rodea. Este primero de octubre, la República Dominicana fue testigo de un fenómeno celestial que conmovió el alma y reafirmó nuestra fe.
Bajo un cielo azul radiante, enmarcado por nubes blancas como el manto de la Virgen, se alzó la luna transparente compartiendo la tarde con el sol. Un espectáculo poco común, casi milagroso, que fue visto como una señal de bendición y protección divina sobre nuestro pueblo.
Desde la redacción de PortadaNacional.com, el periodista Richard Cabrera relata esta experiencia como un mensaje claro del Señor: que nuestra tierra está resguardada bajo Su manto protector. Que, a pesar de las tormentas que azotan al mundo —guerras, temblores, conflictos—, la República Dominicana se mantiene firme, bendecida y llena de esperanza.
Le damos gracias al Señor Jesús, al Padre Celestial, por la salud de nuestro pueblo, por la fortaleza de nuestros enfermos, y por guiar con sabiduría a nuestros gobernantes, incluyendo al Presidente de la República, para que sigan avanzando con honestidad y compromiso.
Agradecemos también a Nuestra Señora de la Altagracia, protectora y madre espiritual de nuestra nación, así como a la Virgen de las Mercedes, por su intercesión constante y amor infinito hacia nuestro pueblo.
Este fenómeno natural no fue solo un evento visual, fue una manifestación espiritual. Fue el cielo hablándole al hombre. Fue Dios recordándonos que aún en los tiempos difíciles, Su gloria se manifiesta, Su creación nos abraza, y Su promesa de vida y esperanza permanece intacta.
Que este 1 de octubre quede marcado en el corazón de quienes levantaron la vista al cielo y vieron en él no solo belleza, sino fe viva.
Gracias, Señor, por hablarnos a través de Tu creación.
Desde Santo Domingo, para PortadaNacional.com
Por: Richard Cabrera
