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En República Dominicana, cada año 144 mujeres son diagnosticadas con cáncer de ovario y 89 pierden la vida, según la Organización Mundial de la Salud. Este tipo de cáncer, el octavo más común entre las mujeres a nivel mundial, suele diagnosticarse en etapas avanzadas, lo que reduce significativamente las opciones de tratamiento y las tasas de supervivencia. La detección temprana y la concienciación sobre los factores de riesgo y síntomas son claves para mejorar el pronóstico.
El cáncer de ovario presenta síntomas como hinchazón abdominal, sensación de saciedad rápida, pérdida de peso, molestias pélvicas, fatiga y cambios en los hábitos urinarios o intestinales. Entre los factores de riesgo se incluyen la edad avanzada, alteraciones genéticas hereditarias (como mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2), antecedentes familiares de cáncer, uso prolongado de terapia de reemplazo hormonal, sobrepeso y endometriosis.
Aunque los avances en la investigación han permitido mejorar el tratamiento de este cáncer, la detección temprana sigue siendo un reto. Los métodos más utilizados incluyen la ecografía transvaginal y la prueba de sangre CA-125, que ayudan en el diagnóstico en etapas iniciales.
En cuanto a los tratamientos, las terapias de mantenimiento están ganando protagonismo, permitiendo prolongar la vida de las pacientes y mejorar su calidad de vida. Un ejemplo innovador es Niraparib, un medicamento administrado por vía oral que bloquea la enzima PARP, deteniendo la progresión del cáncer. Este tratamiento está disponible en más de 50 países, incluyendo República Dominicana, beneficiando a miles de pacientes alrededor del mundo.
El acceso a tratamientos avanzados como Niraparib ofrece una esperanza significativa para las mujeres que luchan contra el cáncer de ovario, brindando más tiempo y mejor control sobre la enfermedad.
