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POR CÉSAR DALMASÍ
El autor es periodista
Generalmente en los medios de comunicación que utilizo en mi condición de profesional del periodismo y la comunicación, en mis escritos, en mis comentarios y mis análisis sobre la realidad humana y social, hablo y defiendo con mucho ahínco el derecho de las personas en el marco general, abogando porque las mismas tengan una mayor y mejor calidad de vida; quienes conocen mi trabajo en los medios de comunicación, pueden atestiguar lo que estoy afirmando.
Por esa misma razón resalto en el presente artículo, que la salud no es un privilegio, es un derecho que le asiste al individuo, pero la salud debe ser integral, completa, en donde el ente humano disfrute de un bienestar absoluto, en cuanto a la salud, lo social, lo mental y desde mi particular punto de vista también se debe disfrutar de una correcta y buena base espiritual.
La declaración universal de los derechos humanos en su artículo 25 indica que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida que asegure su salud y bienestar, incluyendo la alimentación, vestimenta, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios” sin embargo, en todo el mundo unos setecientos millones de personas viven en la extrema pobreza, o sea, un diez por ciento de la población mundial; pero además el cinco por ciento de esa misma población, unos trescientos cincuenta millones de personas no tienen un empleo digno.
En la República Dominicana la pobreza extrema se ubica en un 2.4 por ciento y el nivel de desempleo en un 4.8 por ciento (esos porcentajes han mejorado en los últimos dos años) de todas maneras, ricos, pobres, blancos, negros, grandes, pequeños, en fin, la totalidad de la población tiene igual derecho a disfrutar de lo que se llama una salud integral, porque cuando las personas están satisfechas y gozan de una vida verdaderamente plena, entonces la sociedad en el sentido más amplio también disfrutará de esa plenitud, pero aún más, así tendremos a una sociedad que su fuerte será la paz social, el progreso y el desarrollo en todos los sentidos.
Por lo que valoro, apoyo y entiendo perfectamente la preocupación y exhortación que hace la reconocida doctora médico psiquiatra, Francis Báez, quien lleva cerca de veinte años ejerciendo como médico psiquiatra; así que el gobierno, los líderes empresariales, religiosos, sectores profesionales y la sociedad en pleno, debe prestar la mayor atención a las opiniones, recomendaciones e inquietudes de la referida psiquiatra.
El pedido de la doctora Báez de que se creen más unidades hospitalarias especializadas y de que se aumente el número de psiquiatras en las unidades existentes, es una marcada necesidad, debido a que ha habido un aumento notable de suicidios en nuestro país, por lo que creemos que el pedido es necesario y que se hace urgente que desde el Estado se accione a favor de la inquietud expuesta por la reconocida profesional de la psiquiatría.
Las medidas deben de ser apremiantes, al igual que preventivas para tratar de salvaguardar vidas y evitar más traumas metales, sicológicos y emocionales a la población, entendemos que además de crear más unidades y aumentar el número de profesionales de la psiquiatría, es de rigor tener hospitales especializados en las principales regiones del país, al igual que con la misma urgencia se debe rehabilitar y modernizar el famoso Hospital Psiquiátrico Padre Bellini del kilómetro 28 de la autopista Duarte.
Porque si observamos de manera crítica y sincera, notaremos que en la capital dominicana, en el gran Santo Domingo y en las principales ciudades de todo el país, tenemos nuestras calles llenas de personas con enfermedades mentales que necesitan la protección y el auxilio de todos, del Estado y de la sociedad misma, de manera que no debemos de continuar por el derrotero que vamos en la actualidad, con personas enfermas deambulando de un lado a otro.
En la actualidad tenemos niveles altísimos de suicidios, feminicidios, violencia intrafamiliar de toda índole, violencia en las calles, inconducta en todo el sentido de la palabra, siendo lo peor que a todos como sin darnos cuenta nos ha arropado la intolerancia, la insensatez y de pronto nos estamos enfrentando y dañando unos a otros; es tiempo de que hagamos un alto, reflexionemos y cambiemos de conducta y actitud, pero reconociendo que la responsabilidad no es exclusiva del gobierno, sino de todos y que el trabajo en esa área de la medicina debe de ser preventivo.
Claro que es posible tener una sociedad sana y con una convivencia armoniosa y paz, pero para eso cada quien tiene que asumir sus responsabilidades, porque sabiendo y conociendo la sensibilidad del presidente Luís Abinader, de seguro que el Estado además del esfuerzo que hace en ese sentido, continuará haciendo su parte y fortalecerá tan necesaria e importante área de la salud.
Así que es un compromiso de todos elevar la dignidad de nuestra sociedad y de nuestros enfermos mentales, por eso es de justicia apoyar la preocupación y la propuesta de la psiquiatra Francis Báez, una especialista que viene de una estirpe familiar que ha mostrado interés y vocación de servicio y entrega a la sociedad dominicana, y ella está siguiendo el ejemplo de su padre, el reconocido médico psiquiatra y exsindico del Distrito Nacional doctor José Ramón Báez Acosta, fallecido hace algunos años, así que valedera la preocupación de la doctora Francis Báez y manos a la obra.