LAS BONDADES DEL COOPERATIVISMO

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PORCÉSAR DALMASÍ

El autor es periodista

Conferencista sobre temas de desarrollo humano y de familia

cesardalmasi@hotmail.com

Estoy clarísimo de que con mis próximas consideraciones sobre el cooperativismo, no estoy descubriendo el agua fría, tampoco éste escrito va dirigido a los cooperativistas, sino todo lo contrario, y además, mi único interés es provocar una reacción a quienes inician su vida productiva económicamente hablando, y a quienes se han mantenido al margen de la llamada economía solidaria.
Le estoy hablando especialmente a los jóvenes que en este momento se están insertando en el sistema de producción de nuestro país la República Dominicana, ya sea como empleados formales o con algún emprendimiento (en inglés, entrepreneurship), aunque para mi consideración particular siempre preferiría que fuera como emprendedor, a pensar de que el sistema lamentablemente educa y prepara para que el individuo sea empleado y no emprendedor.

En la República Dominicana el cooperativismo llega en el año 1946 desde Canadá, de las manos de los sacerdotes o misioneros de la orden de los Scarboro de la iglesia católica, siendo la Cooperativa de Manoguayabo la primera en fundarse en nuestro país, (Manoguayabo es un reconocido sector de la capital dominicana integrado por varias comunidades e industrias), tras llegar a nosotros, el cooperativismo se fortaleció rápido y dio lugar a que tres años más tarde 1949 se creara la Federación Dominicana de Cooperativas FEDOCOOP, con la participación de más de una veintena de asociados pertenecientes a ocho cooperativas.

El sistema cooperativo como modelo económico social y humano, por sus principios claramente definidos y conocidos mundialmente, así como por su modus operandi, es un sistema justo, equilibrado, motivador e inspirador que empuja o lleva al individuo a lograr sus metas y objetivos económicos, permitiendo a sus asociados disfrutar de estándares extraordinarios en cuanto a la calidad de vida.

En la República Dominicana este modelo económico desde sus inicios, ha ido creciendo y desarrollándose de forma exponencial, por eso hoy contamos con unas dos mil quinientas cooperativas, y justo es destacar que en la presente gestión de este gobierno que preside Luís Abinader, sólo en el espacio de cinco años, se han formalizado oficialmente cientos de nuevas cooperativas, operativas o en su defecto registradas oficialmente.

Es necesario indicar que distinto a otros sistemas de producción de riquezas, en el cooperativismo hablamos de economía solidaria y esa palabra “solidaria”, lo define todo, por eso en dicho sistema también se habla de asociados, no de socios propiamente dicho, ya que es bien sabido que en el cooperativismo estos dos términos están claramente delimitados; de manera que por la historia del cooperativismo, por la experiencia favorable que la humanidad ha vivido con este modelo, por sus principios, propósitos, metas y objetivos, todos estamos llamados a proteger y salvaguardar tan noble como notable sistema de producción.

Es importante destacar también que una cooperativa es en sí una empresa, pero con un concepto diferente a lo que son las empresas en el modelo capitalista de producción, definitivamente que entre un modelo y otro hay una diferencia abismal, mas bien el cooperativismo como modo de producción es la antítesis del modelo capitalista y por eso quisieran ver su destrucción, porque el modelo cooperativo se centra en el ser humano, en elevar su dignidad, en el desarrollo y avance del individuo propiamente dicho.

Insto pues, a todo aquel que esté inserto en cualquier condición en el sistema de producción, a que se hagan miembros asociados de este sistema solidario de producción, que se vinculen al mismo, que se enamoren de este modelo de producción y especialmente que se integren al sistema; así no sólo se fortalece el cooperativismo, si no que también se beneficiarían de todas sus bondades que son muchísimas.

Porque a través de esta economía solidaria, se adquiere no sólo muebles, inmuebles, servicios, estudios y demás, si no que también se logra un favorable cambio de vida, que va en beneficio de todo aquel que se haga parte del sistema cooperativo; de manera que no es de extrañar el por qué en la actualidad tenemos en la República Dominicana más de dos millones de asociados cooperantes.

El cooperativismo en la República Dominicana (como en cualquier lugar del mundo), no sólo provee una mejor calidad de vida para sus asociados y familiares, sino que hace significativos aportes al PIB, generando riquezas, empleos directos e indirectos y obviamente contribuyendo así a que haya un entorno más digno y humano para todo el conglomerado social.

En mi experiencia particular conozco personas que todo lo que han adquirido en su vida, en términos de bienes y servicios ha sido gracias a este bendito sistema de economía solidaria, esas personas han logrado realizar sus estudios primarios, secundarios, universitarios y luego de esa parte vienen a la vida laboral y obtienen su vehículo, su vivienda propia, pueden ahorrar, vacacionar de manera personal y con su familia, únicamente utilizando todas las facilidades y bondades que ofrece el cooperativismo, así que no esperes más y acércate pero ya, a la cooperativa más cercana y hazte un asociado para que veas la diferencia. (Este es el primero de una serie de tres artículos que estaré publicando, por motivo al mes del cooperativismo) 1/3

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