Funcionaria dominicana denuncia campaña de difamación: «No me van a doblegar, seguiré trabajando con integridad y firmeza»

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«No se puede hacer periodismo sin una estructura que lo respalde, lo ordene y lo haga llegar al público con credibilidad.»

En el marco de esta campaña, que debería centrarse en ideas y propuestas, algunas personas han recurrido a la mentira más baja y a la tecnología más perversa para fabricar rumores sobre mi vida personal como servidora pública.

Quiero dejar claro que siempre he actuado con transparencia, integridad y coherencia, tanto en lo público como en lo privado. Nunca he ocultado quién soy, cómo vivo ni lo que pienso. Pero hoy no hablo solo por mí: hablo por mi familia, por mi hijo y por tantas mujeres que han vivido ataques similares.

Quienes difunden estas falsedades saben lo que buscan: desacreditar el trabajo firme y honesto que hemos venido impulsando en los últimos meses, con una gestión más eficiente, transparente e independiente, enfocada en fortalecer la seguridad ciudadana, el cumplimiento de la ley y un sistema de sanciones y fiscalización real.

Pero les digo con claridad: están perdiendo su tiempo.

Vivimos en una época en la que cualquiera puede ser víctima de manipulaciones digitales. Por eso, además de dar la cara, estaré comprometida con impulsar acciones concretas para evitar que se sigan destruyendo vidas, reputaciones y familias dominicanas con falsedades construidas desde el anonimato.

He instruido a mis abogados a iniciar acciones legales contra todos los que participen en estas campañas difamatorias. Defender mi nombre no es solo un acto de dignidad personal, es un deber público, para que nadie más tenga que callar por miedo.

Toda mentira tiene fecha de vencimiento.

Hoy más que nunca, debemos cuidar nuestra profesión, nuestra voz y nuestro deber ciudadano. Todos podemos ser víctimas. Y por eso, todos debemos proteger lo más valioso que tenemos: nuestra reputación, nuestra verdad y nuestra paz.

Esta defensa no es solo individual. Es una causa común: por la dignidad, por el respeto, y por el país que queremos construir. Porque cuando se sufre un ataque así, no se borra con un clic. Se siente en la piel, en el pecho, en el nudo de la garganta. Y quien lo ha vivido, lo sabe.

Si alguien se sintió ofendido, estoy dispuesta a hablar, a escuchar, a enmendar. Pero siempre con valentía, con la verdad y de frente.

Como siempre, seguiré dando la cara. Firme, sin doblegarme ante la maldad, porque estoy convencida de que República Dominicana merece un país más justo, más seguro y más digno para todos.

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