American Airlines Center, Dallas – Los cientos, quizás miles, de aficionados con camisetas verdes que acudieron al American Airlines Center con la esperanza de ver a los Celtics ganar su primer título desde 2008 tendrán que esperar. Quizá puedan celebrarlo en Boston el lunes. Este viernes, la superioridad aplastante que habían mostrado los Celtics en los primeros partidos se esfumó en ambos aros. Los Mavericks desarbolaron por primera vez a la defensa rival y neutralizaron su ataque, ganando 122-84. Habrá que ver si es flor de un día. Ningún equipo ha remontado un 3-0 en contra en las finales de la NBA.
Dominio Total en la Primera Mitad
El partido se decidió en la primera mitad. El 34-21 del primer cuarto, con 13 puntos de Luka Dončić, señalaba un camino por el que los de Dallas no habían transitado en todas las finales. Una diferencia de 13 puntos en un solo parcial era algo que no habían logrado en ninguno de los 12 cuartos de los tres anteriores partidos. Continuaron por ese camino hasta el descanso, al que se llegó con una ventaja de 61-35 a favor de los locales. Dončić sumaba 25 puntos, 4 asistencias y 3 rebotes, y junto a los 11 puntos de Kyrie Irving se bastaban para superar la puntuación rival. Ni siquiera los seis fallos en tiros libres —los Mavericks tienen un serio problema desde la línea— en la primera mitad les pasaron factura. Una diferencia de 26 puntos al descanso era una renta suficiente para aguantar hasta el final.
Segunda Mitad: Consolidados y Confidentes
Para cualquiera que hubiese visto los tres primeros partidos de la final, era difícil creerse lo que estaba pasando sobre el parqué. En la reanudación, Dončić cedió protagonismo (acabó el partido con 29 puntos en 33 minutos), pero los de Dallas siguieron ampliando la ventaja hasta un 90-52 que era casi humillante para los visitantes. Antes del final del tercer cuarto, una serie de triples de Boston redujo la diferencia a 92-60, pero el partido estaba decidido.
Con el público coreando «M-V-P», Dončić fue la estrella indudable de la noche. Andaba el crédito de la estrella eslovena un poco dañado. Se le reprochaba falta de compromiso defensivo, poca concentración en los tiros libres, un juego demasiado individualista y estar demasiado pendiente de los árbitros. En el tercer partido salió eliminado por seis faltas y los Mavericks malograron lo que apuntaba a una remontada histórica.
Dončić: Redención y Liderazgo
Al propio Dončić se le veía cabizbajo, atormentado, autocrítico. Este viernes se liberó. Se dejó la piel en el campo, apretó en defensa como el que más, pero se sintió dueño del partido desde el principio, y eso a pesar de que no le entraba un solo triple. Optó por hacer entradas a canasta, tiros de media distancia y repartir juego, y con eso, más las faltas que forzó, sumó y sumó. Quizá (casi seguro) los Mavericks no se lleven el título, pero el escolta esloveno tiene otra muesca en su revólver: ya ha ganado al menos un partido de las finales. Los de Dallas no ganaban un partido de las finales desde el que les dio el anillo con Nowitzki en 2011.
Aportes Claves del Equipo
Bajo el liderazgo de Dončić, todo el equipo estuvo más entonado. Kyrie Irving no sobresalió, pero cumplió con 26 puntos, 6 asistencias y 4 rebotes. El pívot Derek Lively II se hizo amo de los rebotes (12) y tuvo un par de rachas espectaculares que levantaron al público de sus asientos. Daniel Gafford sacó a pasear su carácter, tanto en defensa como en ataque. P. J. Washington, Derrick Jones y los suplentes afinaron su puntería desde la línea de tres. El veterano Tim Hardaway Jr. anotó cinco triples en el último cuarto, la segunda mejor marca registrada en un cuarto de las finales de la NBA.
Esta victoria inesperada mantiene vivas las esperanzas de los Mavericks en una serie que parecía decidida. Aunque las probabilidades están en contra, el equipo de Dallas ha demostrado que puede competir al más alto nivel y desafiar las expectativas. Ahora, todos los ojos están puestos en el próximo encuentro en Boston, donde los Celtics intentarán cerrar la serie y los Mavericks buscarán extender su sueño improbable.