Médico de Mayo Clinic alerta sobre la peligrosa relación entre diabetes y enfermedad renal crónica

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La diabetes, una enfermedad que altera la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa, continúa siendo una de las principales causas de complicaciones severas en la salud, entre ellas la enfermedad renal crónica, una condición potencialmente mortal si no se detecta a tiempo. Así lo explicó el nefrólogo Iván Porter II, M.D., especialista de Mayo Clinic en Florida, quien detalló la estrecha relación entre ambas afecciones y la urgencia de fortalec er su prevención.

El Dr. Porter destacó que hasta el 40% de las personas con diabetes desarrollan enfermedad renal crónica, una cifra alarmante que refleja cómo el exceso de azúcar en la sangre daña progresivamente los riñones, impidiéndoles filtrar adecuadamente los desechos y mantener el equilibrio de líquidos y minerales en el organismo.

Según explicó, tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 pueden desembocar en daño renal, aunque esta última es la causa más frecuente. “Los niveles elevados de glucosa en la sangre son tóxicos para los nervios y los vasos sanguíneos, y los riñones son básicamente una gran pelota de vasos sanguíneos”, señaló. La persistencia de glucosa alta, agregó, provoca cambios químicos que generan proteína en la orina y activan mecanismos de cicatrización dentro del riñón, acelerando su deterioro.

El experto también subrayó que la relación entre ambas enfermedades es bidireccional: el daño renal puede aumentar la resistencia a la insulina, favoreciendo el desarrollo de diabetes tipo 2 o complicando una ya existente. Además, la enfermedad renal crónica suele diagnosticarse tarde, generalmente en el estadio 3 o más avanzado, cuando la función renal ya se encuentra deteriorada.

La clasificación de la enfermedad renal crónica se basa en la tasa de filtración glomerular (TFG), que va desde el estadio 1, con función relativamente normal, hasta el estadio 5, considerado insuficiencia renal terminal, etapa en la que el paciente necesita diálisis o un trasplante.

El Dr. Porter resaltó que factores como diabetes no controlada, hipertensión y presencia de proteína en la orina pueden acelerar el avance de la enfermedad, aun si el paciente parece encontrarse en estadios iniciales.

Pese a este panorama, el especialista recordó que no todas las personas con diabetes desarrollarán enfermedad renal crónica, siempre que se mantenga un control estricto de la glucosa, una vigilancia periódica de la función renal y hábitos que protejan la salud de los riñones.

El manejo adecuado de la diabetes incluye mantener una alimentación equilibrada, realizar actividad física, administrar correctamente la medicación y considerar factores que afectan los niveles de azúcar, como estrés, enfermedades y cambios hormonales. En el caso de la diabetes tipo 2, pueden reducirse riesgos modificables como el sobrepeso, el sedentarismo, el colesterol no saludable y el consumo elevado de alcohol.

El mensaje del Dr. Porter es claro: la prevención y el control temprano son esenciales para evitar que la diabetes evolucione hacia una enfermedad renal irreversible, una condición que pone en riesgo la vida.