La resolución 75-2023 de la Junta Central Electoral, rechazando la candidatura presidencial de Ramfis Domínguez Trujillo, no es un revés, es un nuevo capítulo en la batalla por la justicia y la igualdad. Este rechazo no detiene la marea, sino que la impulsa hacia las instancias judiciales apropiadas: el Tribunal Superior Electoral y el Tribunal Constitucional. La negativa de la JCE solo acelera el proceso legal para la certificación definitiva de la postulación del candidato presidencial por el Partido Esperanza Democrática, trascendiendo las limitaciones de la JCE.
Ramfis Domínguez Trujillo no es un hombre que se rinda fácilmente. Su resiliencia y determinación se comparan con líderes que han superado adversidades similares. Recordemos el camino de Nayib Bukele en El Salvador, un testimonio vivo de la persistencia que puede llevar a un líder visionario al poder.
La reciente atención mediática tras el rechazo de la JCE ha colocado a Ramfis en el centro de la escena internacional. Celebraciones prematuras se desataron, pensando que este capítulo marcaba el fin de sus aspiraciones para el 2024. Sin embargo, quienes conocen la trayectoria de Ramfis entienden que esta batalla legal es solo un paso más en su camino hacia la presidencia.
Ramfis, acompañado por expertos en derecho constitucional, fundamenta sus aspiraciones en la misma Constitución de la República Dominicana. El artículo 18 de la Carta Magna define claramente la ciudadanía dominicana, reconociendo como dominicanos a los hijos e hijas de madre o padre dominicano. Ambos padres de Ramfis son legítimamente dominicanos, pero el artículo 20 condiciona ese derecho de ciudadanía, revelando un vicio garrafal y discriminatorio.
Este artículo, introducido por intereses políticos revanchistas en el pasado, es una mancha en la Constitución dominicana. Al limitar el derecho de ciudadanía de aquellos que nacen en el exterior, el artículo 20 se interpone en el camino de la igualdad y la justicia. Este obstáculo discriminatorio afecta no solo a Ramfis Trujillo, sino a todos los dominicanos nacidos en el extranjero.
La historia de este artículo ilegal se remonta a tiempos de ambición política desmedida, cuando figuras como Jacinto Peynado buscaban asegurar su posición en la arena política. Aprovechando la doble nacionalidad de un político rival, introdujeron el artículo 20, privando a ciudadanos dominicanos de sus derechos constitucionales. La injusticia persiste hasta el día de hoy, pero Ramfis está decidido a cambiar esta realidad.
La batalla legal de Ramfis Trujillo no solo es personal; es un símbolo de lucha por la justicia y la igualdad para la diáspora dominicana. Este es un llamado a la conciencia colectiva, instando a todos los ciudadanos a comprender la ilegalidad y discriminación del artículo 20. Las remesas enviadas por dominicanos en el exterior son un pilar de la economía, y negarles la oportunidad de liderar su país es una afrenta a la democracia.
La posición de Ramfis está respaldada por expertos en derecho constitucional y por los principios fundamentales de la Carta Magna. La discriminación del artículo 20 es un atentado contra la igualdad y el derecho a elegir y ser elegido, pilares democráticos que deben prevalecer.
El Tribunal Superior Electoral tiene ahora la oportunidad de corregir esta injusticia histórica. Ramfis asegura que agotará todas las instancias, nacionales e internacionales, para garantizar el respeto de sus derechos y de todos los dominicanos afectados por el artículo 20.
La candidatura de Ramfis va más allá de él; es un símbolo de justicia para los dominicanos en el exterior. Utilicemos la etiqueta #LaCandidaturaVa para mostrar nuestro respaldo y empoderamiento. La democracia exige igualdad, y Ramfis lidera la batalla por un cambio fundamental. El camino está trazado, la lucha continúa. ¡Que la justicia prevalezca y que la voz de todos los dominicanos sea escuchada!
